En esta nueva Etapa de Peregrinos, nuevamente hay una invitación, al igual que en la etapa anterior, es para todos, lo que se requiere es la decisión de emprender el peregrinar y dejarse tocar por lo que vaya viviendo, para que la experiencia vivida sea una ocasión de transformación personal.

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                Los encuentros que se realicen serán una oportunidad de introspección, renovación espiritual y crecimiento en la Fe. En este peregrinar las personas irán entrando en relación con lo más hondo de lo que son, y percibir, o quizás descubrir, al Dios que ha buscado por otros senderos.

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                Un peregrino que camina y aprende con todo lo que lleva consigo, aprende de fracasos, derrotas y heridas, y finalmente deja llevarse por Él, que casi siempre lo guiará por donde no esperaba. El desafío del peregrino es comprender su realidad existencial en manos de Dios, esto es algo que puede vivir y renovar cada día, tomando conciencia de su peregrinación cotidiana. ​En la vida espiritual, el peregrino es quien ha recibido un llamado, una invitación que lo saca de su zona de confort y lo pone en movimiento hacia una realidad mayor.